Existe la respiración yoguica. Esa respiración consciente, profunda y completa. Nos calma los nervios, relaja el cuerpo y acalla la mente y hoy descubrí algo parecido en una mirada, mi mirada…

Mirada observadora, tranquila y consciente. Una sensación de plenitud de repente recorrió mi cuerpo. Una Sensación llena de gozo del momento presente y con la mente totalmente callada.. Unos instantes realmente mágicos. Sucedió mirando a mi hijo de 4 años.. un niño genial! Lo miré y pensé – voy a observarlo y de repente la mente se quedo totalmente muda y manera de verlo cambió. Solo con cambiar la palabra mirar por observar…. ¡no me lo podía creer!

En principio veía a Mi Hijo con mis ilusiones y expectativas, con mis miedos y frustraciones. Tenia que liberarlo de todos estos sentimientos, el no era responsable de ellos. Estos sentimientos representaba mi futuro y mi pasado y no eran reales. Nunca lo son. Existen solo en mi cabeza. Me dí cuenta de ello y comencé concentrarme solo en el momento presente. Ya no veía Mi Hijo, vi el Niño. Como es, como descubre y aprende, como crece… Y sentí enorme orgullo.. ¿Por que? ¡Y tan fuerte!
Y ahí me encontré con mi ego. Es como un velo que te envuelve – espeso y pesado. Te atrapa con ese gran sentimiento que
es el orgullo. Sienta muy bien, es agradable – el ego se está alimentando y está contento pero enseguida te va pedir más y
más. Ego nunca tiene suficiente. Pero en cuanto te das cuenta de ello se disipa como la niebla con los primeros rayos de sol.
¡Por fin lo vi! ¡Libre…!Para enamorarme del momento, de la energía que compartimos y de el. Como me podría enamorar de cualquier persona. Solo hace falta liberarlos de nuestras ilusiones y miedos, de nuestras propias frustraciones y sobre todo de nuestro ego dejando espacio para un amor sincero y real – en cada momento y en cualquier lugar.

Cada vez abro más los ojos y miro a mi alrededor pero no los abro para mirar ,juzgar y criticar sino para sentir. Quitemos los velos y las barreras y empecemos observar cuantas cosas bonitas tenemos en nosotros, en nuestras vidas… Cuantas cosas para sentir… Namaste